¿Cómo era que se encontraba en aquella situación? Esa
mañana le había dicho a Jaejoong que no follaría con Changmin. Tan sólo 5mn atrás,
el mayor había hablado de su yaakunah
y era obvio que aún no la superaba… Aún así en ese momento tenía la lengua del
castaño invadiendo su boca de un modo tan agresivo que parecía querer tocar su
campanilla, las manos ajenas tampoco se quedaban atrás, recorriendo su espalda,
pellizcando su culo. Escuchó ese ruido estruendoso que hace una prenda al ser
desgarrada y gimió sorprendido cuando sintió las manos del mayor tocando su trasero
directamente, el cual masajeó por unos segundos y luego Junsu sintió esos
delgados dedos hurgar entre sus glúteos. Aprehensión lo golpeó con fuerza, no
pudo evitar recular y separar ambas bocas, un poco de saliva hacía brillar el
labio inferior contrario.
—E-espera… —Junsu se sonrojó y bajó la vista, se sentía
nervioso y tenía miedo. —Yo nunca… Bueno… N-nunca he estado c…con un hombre.
Changmin lo sabía, no era necesario decirlo. Junsu era tan…
Puro, inocente, cálido y único. No podía dejar de sentir su pecho calentarse al
escucharlo. Nunca le habían llamado mucho la atención las chicas dulces y
puras, siempre prefirió mujeres experimentadas que sabían lo que hacían,
atrevidas, descaradas… Victoria también había sido así, tanto que por eso lo
había engañado… Negó con la cabeza, no deseaba pensar en eso.
—Yo tampoco he estado con un hombre. He sido promiscuo pero
no he llegado a eso… Claro que muchos piensan que hasta he follado con
animales.
Junsu guardó silencio unos segundos. Era cierto, Changmin
tenía mala fama en el asentamiento, lo tachaban de hombre frío, desalmado,
hedonista, pervertido… Pero era claro el deseo en la voz de las mujeres y la
envidia en los hombres. El mayor volvió a acercarse y el pelirrojo alzó el
rostro cuando los dedos ajenos lo tomaron por el mentón. Esos ojos cafés
estaban llenos de calidez, casi ternura… Changmin no era un hombre sin corazón,
no lo creía. Cómo podía ser desalmado alguien que lo tocaba con tanta delicadeza,
que lo miraba de ese modo.
—N-no es lo mismo… Porque tú serás el que… Esto…
— ¿El que meterá la polla en tu estrecho agujero?
—Si. —Dijo el menor con una sonrisa avergonzada. —No tienes
pelos en la lengua ¿Ah?
—No veo por qué debería, no eres un niño como para que
disfrace las cosas… Aunque a veces creo que piensas como uno.
—¡Ash! ¿Tú también? —El pelirrojo se alejó molesto del
toque del mayor. —Estoy harto, todos creen que soy un niño estúpido que vive en
un mundo color rosa, me sobreprotegen ¡Maldita sea! Tengo 22 años y…
—No es eso Junsu, no es que seas un niño estúpido, es sólo
que… Eres tan puro, tan… Mmmm… —Buscó un modo de explicarse. —Como un ángel, eres
brillante como el astro rey… Al verte algo de mi desea conservar tu pureza, no
quiero ensuciarte con mi perversión, soy malo… Si tú eres un ángel, yo soy un
demonio… Si tú eres luz, yo soy oscuridad… No quiero hacerte daño.
Por fin se estaba sincerando, una parte de él en algún
momento, llevado por el rencor y el odio debido a lo que el menor despertaba en
su persona, quiso terminar con ese brillo del pelirrojo, tal vez aún en el
fondo ese deseo estaba presente pero… Era más fuerte esa necesidad de
protegerlo, de él mismo, de los demás.
—Changmin… —No sabía bien que decir, eso había sido lo más
lindo que alguien le había dicho. —Estas equivocado… No soy así…
—Lo eres, me gustaría poder dar marcha atrás, si tan solo
no te deseara tanto. —Llevó el rostro al cuello del menor, hablando contra su
piel, disfrutando de esos bellos estremecimientos en el cuerpo ajeno. —Pero así
como una parte de mí quiere ponerte en un pedestal y cuidar de ti, otra desea
ensuciarte, deseo ver a este bello ángel caer en los placeres carnales, verlo
retorcerse debajo de mi cuerpo… Quiero escucharte gemir y gritar mi nombre,
Junsu.
Y es que ese pelirrojo lo tenía fascinado, aquella doble
faceta… A pesar de estar avergonzado, de ser bastante inocente, también estaba
ese brillo lujurioso en su mirada, el modo en que dejaba el recato y se
derretía entre sus brazos cada vez que lo besaba y tocaba. Quería más de eso.
—Ahora es el momento Kanni,
si no quieres que te folle, dilo… Aún tengo un poco de autocontrol.
El pelirrojo se quedó unos segundos totalmente quieto y
silencio hasta que en un impulso de racionalidad se movió, abrió la puerta de
la habitación y salió. Changmin parpadeó algo perdido y desorientado, no creyó
que se iría… Probablemente era lo mejor… ¡No!No podía dejarlo ir, era mentira…
Hace tiempo había perdido el control. Iría por él, lo necesitaba.
Junsu caminó apresurado hacía la puerta, no podía quedarse,
no podía follar sin mezclar sentimientos, se enamoraría. Justo en ese momento
su corazón palpitaba desenfrenado, tal vez Changmin no había sido consciente
pero todo lo que le había dicho… Había sido tan lindo, fácilmente podría enamorarse
de él. ¡Rayos! No debía, el castaño le
rompería el corazón. Tomó el pomo de la puerta y escuchó su voz… Urgente, casi
suplicante.
—No te vayas, Junsu.
Su perdición, su debilidad… No podía irse, no quería irse.
Se dio la vuelta para ver los ojos tristes del mayor y estuvo perdido. Corrió
hacía él y saltó a sus brazos, el castaño pareció perder un poco el equilibrio
por el modo tan brusco en que llegó hasta él pero no le importaba si caían, sólo
llevó sus labios hacía los ajenos y lo besó, desesperado, ávido del sabor único
del otro hombre. Changmin fue hasta la pared más cercana y recargó su propia espalda
contra la misma, trasladando las manos hasta el trasero del menor, amoldando
sus palmas a esa forma redonda bajo la sudadera, e iba a impulsar su pelvis hacía
la contraria cuando fue el pelirrojo quien por iniciativa propia comenzó a
mecer su cuerpo contra el suyo, gimiendo acaloradamente en su boca, mordiendo
sus labios y tirando un poco de ellos ¡Joder! Desde el primer beso supo que
Junsu reprimía ese lado apasionado, salvaje, ardiente… Corría pasión por las
venas de ese chico, era obvio por el modo torpe en que movía su cadera, por
esas uñas cortas clavándose en su nuca, por esos melodiosos sonidos que escapaban
de la garganta ajena y que su boca absorbía debido al beso que parecía no tener
fin, no era como si quisiera que terminara.
De nuevo llevó sus dedos a recorrer esa grieta entre los
glúteos del menor y al encontrar su fruncido agujero deslizó la yema de su dedo
índice por el contorno del mismo, el cual se contraía ansioso ante su tacto.
Con mucho cuidado comenzó a introducir su dedo, frunciendo el entrecejo al
escuchar el quejido de incomodidad del pelirrojo, pero mientras se introducía
fue consciente de algo maravilloso y extraño a la vez… Junsu estaba húmedo,
como si sus paredes internas se lubricaran, facilitaba la tarea de dilatarlo.
¿A qué sabría esa humedad? Y ¿Por qué demonios se preguntaba eso cuando podía
averiguarlo? Si bien no había estado anteriormente con un hombre… No era
cerrado de mente, al contrario, era jodidamente pervertido y decía la verdad
con eso de “Probaré cada recoveco de tu cuerpo”. Caminó con el pelirrojo hasta
el sofá y lo sentó sobre el apoyabrazos, le sacó la enorme sudadera y se alejó
un poco para admirarlo. ¡Joder! Era perfecto, esa piel tan nívea y suave…
Mejillas sonrojadas, labios más abultados y rojos debido al feroz beso que
habían compartido anteriormente.
—Changmin… Deja de verme y… D-dame lo que necesito.
—Susurró Junsu desesperado, sentía el cuerpo demasiado caliente, estaba tan
excitado que dolía, su vientre se contraía deseoso.
—Eso haré Kanni,
pero primero… —El castaño llevó sus labios al mentón del pelirrojo, lamiendo un
camino desde ese lugar como punto de partida hasta las clavículas del menor,
mordiéndolas con suavidad. —…Quiero probarte…
Bajo aún más, pasando la punta de su lengua por los pezones
del hombre más pequeño, succionándolos con suavidad, regocijándose con los
gemidos y la forma en que el pelirrojo se removía entre sus brazos, y lo
sostenía por la espalda, de lo contrario estaba seguro que el menor caería
hacía atrás por el modo en que se arqueaba contra su boca, tan entregado.
¡Joder! No creía aguantar mucho, así que llevó sus labios hasta la cadera ajena,
dejando mordiscos algo fuertes, virando poco a poco ese hermoso cuerpo, ahora
lo sostenía del vientre para que no cayera hacía enfrente. Trasladó su boca
hasta los hombros ajenos, llevando un camino de besos por toda la columna
vertebral del pelirrojo, aflojando poco a poco el agarre hasta que logró que
las manos del menor quedaran sobre uno de los cojines y sus rodillas aún sobre
el apoyabrazos. Sin poder contenerse dejó una mordida en uno de los glúteos del
pelirrojo, sonriendo al escuchar un grito de sorpresa.
— ¡Changmin! Q-Que… —Comenzó a decir el menor nervioso pero
el castaño no lo dejó hablar.
—Junsu… —Y atrapó un pedazo de piel con sus labios,
succionando esa piel firme pero suave a la vez para luego soltarla con un
“plop” sonoro a pesar de los gemidos del pelirrojo— ¿Recuerdas lo que te respondí
cuando me dijiste “Mejor mi zapato en tu trasero”?
El menor se quedó totalmente callado pero claramente lo
recordaba, se había puesto vergonzosamente duro al escuchar “Mejor mi lengua
entre tus nalgas” Era sucio, era pervertido, lo que sentía era una mezcla entre
aprehensión y ansiedad.
—Changmin, no…
—Junsu, si.
Un grito ronco y entrecortado escapó de los labios
entreabiertos del pelirrojo cuando sintió la lengua del menor empujando contra su
agujero, queriendo entrar, no sabía porque pero estaba húmedo y no era por la
saliva del castaño, era extraño y se sentía tan bien tener la lengua ajena en
ese lugar tan privado. Su cuerpo tembló y perdió la fuerza en sus manos, se
inclinó otro poco hacía adelante, recargando su rostro en el cojín, tratando de
ahogar sus gemidos excitados mientras inconscientemente dejaba un mejor acceso
de su trasero al mayor.
Changmin gruñó al probar el sabor del interior de Junsu,
era dulce… Un néctar malditamente dulce y adictivo, su lengua no podía dejar de
embestir ese lugar, el cual poco a poco se iba abriendo para dar paso a su
músculo. Tuvo también que separar con sus manos los glúteos del menor,
sosteniéndolos para tener mejor acceso a
ese apretado anillo de músculos y poder continuar con esa degustación, alrededor
de su boca estaba mojado, por su propia saliva y por la humedad propia y única
del recto del menor. Bajó su lengua hasta ese puente entre el ano y los
testículos ajenos (Perineo) y dio un suave masaje con su lengua mientras
nuevamente metía un dedo la entrada del pelirrojo. Lo escuchó derretirse, ese
lugar era muy sensible debido a que su próstata se encontraba ahí. ¡Mierda! No
podía resistir más. Estaba tan duro que la polla comenzaba a dolerle por estar
atrapada en su boxer, necesitaba hundirse en el hombre más pequeño.
—Junsu… N…no puedo más… Acomódate boca arriba, kanni.
— ¿Y si nos quedamos así? —Se sentía avergonzado, después
de lo que había hecho el mayor, no podía verlo a la cara.
—No. Quiero ver tus expresiones… Por favor…
El pelirrojo se movió en el sofá, siendo sincero también
ansiaba ver las expresiones del castaño, así que colocó su espalda sobre los
cojines, cerrando los ojos en un ataque de vergüenza. Sintió al otro hombre
moverse, se escuchaba el ruido de ropa siendo removida, obviamente la inferior
que era la única que Changmin aún tenía, luego sintió las manos ajenas separando
sus piernas y un cuerpo colocándose entre ellas.
—Junsu… –Un roce de labios en su nariz como el de una pluma
y luego la yema de los dedos del mayor tiraban con mucha suavidad de sus
pestañas hacía arriba, su boca se torció en una
mueca que se fue convirtiendo en una sonrisa por la persistencia ajena. –Abre
los ojos.
— ¡Ya! Déjame.
Murmuró el pelirrojo riendo entre dientes y por fin abrió sus
ojos, encontrando los del mayor. Era como si el mundo hubiese dejado de girar,
el tiempo de correr, y mientras se perdía en esas profundidades chocolate, sintió
un dolor fuerte en su recto. Se quejó con un gemido de incomodidad cuando el
más alto se fue abriendo paso en su interior y lo empujó por los hombros.
–Ahh… Chang…Min… D-duele
—Si me salgo ahora… Te lastimaré
más…
Junsu apretó con fuerza sus
parpados y soltó un grito entrecortado en el momento en que Changmin se hundió
de golpe en su ano, forzando sus estrechos músculos con el grosor de su pene.
Sus uñas se clavaron con fuerza en los hombros del mayor mientras trataba de
meter aire a sus pulmones, no fue consciente de que una lagrima había escapado
de sus ojos hasta que sintió la lengua del castaño limpiarla con la lengua.
—Lo… Siento precioso. Así era
más fácil para ti…
No dijo algo, sólo se quedó
totalmente quieto, sintiendo el miembro ajeno pulsar en su interior. Eso no se
sentía bien, se arrepentía de haberse entregado al otro. ¿Qué podía ser
placentero en esa intrusión dolorosa en su cuerpo? El castaño se movió tentativamente
y Junsu apretó los labios, pensaba quejarse por la sensación rasposa que
continuaba lastimándolo pero entre más rápido terminara el más alto, más rápido
se libraría de ese suplicio.
El pelirrojo no supo bien en qué
momento sucedió pero los envites dejaron de doler y esa sensación de
incomodidad se fue desvaneciendo también, cada empuje en su interior comenzaba
a crear cierta tensión en su vientre y un cosquilleo… Casi agradable en su
cuerpo.
— ¿Te…gusta? —Preguntó el
castaño, atento a todas sus expresiones.
—N-no… Lo sé… —Balbuceó el pelirrojo
algo confundido por las sensaciones que comenzaban a adueñarse de su cuerpo.
—Cuando encuentre tu punto dulce
todo mejorará…
El castaño cambió el ángulo de
las penetraciones, llevando sus manos a las bien formadas piernas del menor,
haciendo que las envolviera alrededor de su cadera. Un gruñido escapó de sus
labios al sentir que estaba más estrecho de ese modo y continuó arremetiendo
contra el cuerpo del hombre más pequeño hasta que su miembro tocó algo… Como
una barrera, el cuerpo de Junsu tembló y un quedo gemido fue expulsado de entre
esos apetitosos y carnosos labios.
— ¿Es… aquí?
Volvió a empujar con más fuerza
hasta que sus testículos tocaron la parte inferior de los suaves glúteos del
menor. Junsu parecía ahogarse por los sonidos que escapaban de su garganta.
¡Tan jodidamente sexy! Changmin continuó golpeando ese lugar con su pene,
apretando los dientes ante el placer de ese estrecho agujero apretando su
miembro, gruñendo por cada rasguño que el pelirrojo dejaba en su espalda en su desespero.
Hermoso, Junsu era hermoso, esos ojos nublados por el placer, su mirada algo
desenfocada e ida, el sudor resbalando por su rostro. ¡Mierda! Esa vista lo
perseguiría toda su puta vida.
—Changmin… Ahhh… Nghhh.
Junsu se retorcía debajo del cuerpo del más alto, soltando
suaves sollozos, literalmente veía pequeños puntos blancos cada vez que el
miembro ajeno rozaba “su punto dulce” como lo había llamado Changmin. ¿Podía
desmayarse de placer? Tal vez, justo en ese momento se sentía totalmente ido y
ajeno al exterior, solo era consciente del placer que recorría sus
terminaciones nerviosas, como fuego, quemaba pero no dolía, quería más, lo
quería todo.
—Más, Changmin… Ahh…
— ¿Lo quieres duro? —Gritó cuando el castaño lo embistió
tan fuerte que su cuerpo se desplazo unos cuantos centímetros sobre el sofá.
—S-si… Nmmhh…
— ¿Si qué? —Presionó el mayor, quería escucharlo.
—Changmin… —Junsu jadeaba ahogadamente, ni siquiera estaba
seguro de lo que el otro había preguntado.
—Junsu… Junsu… —Y el mayor sostuvo entre sus manos el
rostro del menor. —Mírame.
El pelirrojo trato de enfocar al otro hombre. ¡Joder! Era
tan viril con ese cabello desordenado pegado a la frente y esos ojos tan…
Oscuros y salvajes.
—Pídeme que te dé duro… ¡Carajo! Necesito escucharte.
—Chang…Min… Ahh… —Y le costaba trabajo ya que nunca había
hablado así pero estaba tan excitado y ávido de otro poco de ese placer que
aunque estaba seguro que se sonrojó a más no poder, complació al mayor.
—F-follame… D…duro.
Por unos segundos Changmin quedó deslumbrado por tanta
pureza, el menor parecía brillar, tan sonrojado, apenado pero también tan
excitado. ¡Maldita sea! ¡Maldita sea!
<<Estas
perdido>>
<<Ya
es nuestro>>
El castaño sacudió un poco la cabeza y cerrando los ojos
para no caer ante esa carita angelical, escondió el rostro en el cuello del
pelirrojo, afianzando mejor sus brazos en el sofá para comenzar con un ritmo
más rápido pero no menos profundo, hundiéndose una y otra vez en ese apretado
lugar, gozando de los gemidos que se convirtieron en gritos… Solo por él, para
él… El primero en profanar la entrada del menor.
<<Él
único>>
<<Yo no dije eso>>
<<Pero
lo estas pensando>>
¡Siii! ¡¡Malditas maldiciones!!! Claro que lo pensaba. El
solo hecho de pensar en Junsu retorciéndose debajo de alguien más, gritando
debido al placer que le daba otro… ¡Mierda! No lo soportaba, lo mataría…
Mataría a cualquiera que se atreviera siquiera a volver a rozar los labios de
Junsu, aunque fuera Yoochun.
—Changmin…
Un susurro, un chillido, no supo bien lo que fue pero el
modo en que el menor dijo su nombre erizo el vello de su nuca, unos segundos
después Junsu ya estaba corriéndose entre sus torsos, jadeando en busca de aire
mientras se arqueaba contra su cuerpo, y el modo en que los músculos internos
del pelirrojo se contraían fueron su perdición, con un gruñido se corrió
también dentro del cuerpo del menor, sus dientes clavándose en el hombro de
éste, sin la fuerza que deseaba, sin realmente morder el lugar que quería… Fue
bestial el modo en que se corrió, tan placentero que sus brazos temblaron,
quedó totalmente agotado. Cayó sobre el cuerpo del pelirrojo y aunque se
prometió no ser comedido, no pudo evitar pasar la lengua por el hombro que había
abusado anteriormente, acto seguido se traslado al cuello del menor,
succionando lenta y suavemente la piel ajena. Las piernas de Junsu aflojaron el
estrecho agarre en su cadera y cayeron laxas sobre el sofá.
—Junsu…
—Mmhh… —Fue el perezoso gruñido que recibió como respuesta.
— ¿Estás bien?
—Creo que… Si…
— ¿Te gustó?
—No responderé a eso…
— ¿Por qué no? —Y el mayor por fin alzó la vista, quitando
un mechón pelirrojo de la frente del hombre más pequeño.
—Porque empezarás de ególatra…
El castaño sonrió justo como pensó el menor que lo haría…
Altanero, engreído.
—Soy el mejor.
—Eso no lo sé… Tendría que probar con al…
Changmin bajó el rostro y cayó al pelirrojo
con un beso profundo, su lengua hundiéndose repetidas veces en el calor
y humedad de la cavidad ajena. No quería que el menor concluyera la frase
porque no podría controlarse y lo reclamaría como suyo. Junsu pareció algo sorprendido por ese beso
pero no dudo en responder, succionando la lengua del mayor con los labios…
Sabía… Dulce.
— ¿Lo sientes? —Preguntó el castaño dejando una lamida en
la lengua del pelirrojo. —Es tu sabor, aún está en mi boca.
Y el hombre más alto
volvió irremediablemente a la boca del otro hombre, embistiendo con su lengua,
imitando la copula que se había llevado a cabo tan solo unos cuantos minutos
atrás. Junsu se removió debajo del más
alto, su cuerpo rápidamente se recuperaba y tenía la suficiente energía para
responder el beso con fiereza, devorando la boca del mayor, la verdad no quería pensar tampoco en lo que había estado a punto
de decir “Alguien más” No, él no quería a nadie más.
<<
No vendría mal que probaras algo más, tu hombre tonto se lo merece>>
<<Pero yo lo quiero sólo a
él>>
Debía por lo menos ser sincero consigo mismo, después de
haber probado el placer más cegador e increíble entre en los brazos de
Changmin… Bueno, no quería a nadie más, estaba arruinado para cualquier otro
hombre y mujer, le aterraba pensar que haría cuando el castaño se saciara de
él, cuando llegara la mañana. ¡Mierda! No quería que la noche llegara a su fin,
las lágrimas se acumulaban en sus ojos de tan solo imaginarlo.
Y Changmin lo sintió, la tristeza de Junsu… Fue algo
fascinante y la vez un golpe en su estomago.
Lo primero porque nunca antes había podido sentir las emociones de alguien
más y lo segundo porque únicamente las parejas de vida podían sentir las
emociones del otro. ¿Cómo era posible? No quería un yaakhun, él ya había tenido una
yaakunah, además había sido su culpa que Victoria muriera, no merecía
volver a amar… No quería hacerlo de todos modos, por muy perfecto que fuera
Junsu. Rompió el beso y fijó su vista en el hombre más pequeño, algo se removió
en su pecho al verlo tan… Vulnerable debajo de su cuerpo.
— ¿Qué ocurre Kanni?
—N…nada, es… Nada…
—Junsu… —Changmin comenzó a mover la cadera nuevamente,
estaba totalmente duro otra vez.
—No… —Gimió el pelirrojo, no entendía como era que sus
cuerpos se habían recuperado tan pronto, ya se sentía erecto, ansioso por la
siguiente ronda. —No más… —“O no querré irme de tu lado, me enamoraré” fue su
desesperado pensamiento mientras lo empujaba.
—Te necesito de nuevo…—Dijo Changmin y Junsu negó varias
veces con la cabeza, intentando resistir pero el hombre más alto lo apresó para
que dejara de moverla, haciendo que lo
mirara directamente. —Yo… Tampoco quiero
que la noche termine…
¿Tan fácil era de leer? Junsu cerró los ojos, deshaciéndose
del agarre, llevando su rostro al cuello ajeno, quería esconder sus emociones a
la vista del castaño sin saber que el otro podía sentirlas, es más, él mismo
estaba leyendo las emociones del otro sin saberlo… Creía que eran suyas… Añoranza, deseo, miedo, afecto. Sentían lo
mismo, ambos habían estado perdidos desde el principio, y mientras Changmin
comenzaba a moverse nuevamente dentro del cuerpo de Junsu, ambos trataban de
evitar lo inevitable, algo que ya estaba ahí, que siempre estuvo ahí. Se
pertenecían.
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Jaejoong se removió en el sofá, estirando su cuerpo. Dolía
un poco ya que ese mueble no era muy cómodo, prefería dormir en la cama…. Y en
ese momento cayó en la cuenta de lo que había sucedido la noche anterior, Yunho
no estaba a su lado… Algo extrañado, se incorporó en el sofa buscando a su yaakhun con la vista. Ahí estaba ese
atractivo cuerpo, en la cocina, probablemente preparaba el almuerzo, olía a…
Carne… Su estómago se removió, sintió nauseas como cuando estaba ebrio. Se
llevó una mano a la boca tratando de controlarse pero ese olor seguía a su
alrededor, entrando en sus fosas nasales ¿Desde cuándo ese olor era vomitivo?
Se paró de golpe y corrió al baño.
—Joongie…
Escuchó a Yunho llamarle pero no hizo caso, al llegar al
sanitario fue directo a la taza y se inclinó sobre ella, soltando arcadas
secas, ni siquiera vomitó, sólo sentía esas convulsiones irritantes en su
estomago que no lo dejaban incorporarse. Una mano se posó sobre su abdomen y
otra fue a su cabello, masajeando con suavidad su nuca.
—N-no… —Gimoteó incómodo, cerrando los ojos y removiéndose
en el agarre ajeno, tratando de detener las arcadas. —Vete…
—Esto me recuerda a algo… —Murmuró el moreno ignorando al
menor. —Tú, insultándome y vomitando junto a un árbol… Aunque esta es mejor que
la otra ocasión, si aquella vez hasta
pude ver tu desayuno y comida.
— ¡Cállate! Tonto. —Jaejoong rió un poco y luego volvió a
inclinarse sobre el retrete, avergonzado por
los sonidos de su garganta, nunca le había gustado que Yunho lo viera y
escuchara en ese estado. —Eso… Eso fue tu culpa, no debiste… Cargarme como
costal de papas.
—Eras un costal muy sexy. —El mayor se inclinó para besar
la nuca del rubio mientras continuaba con el masaje, sintiendo poco a poco el
cuerpo más pequeño relajarse. —Si no te cargaba así ibas a continuar coqueteando con Siwon…
Y ahora que Yunho se acordaba del chico se preguntaba qué
había pasado con él. Había huido con Boa. ¿Aún estarían juntos?
—También… Eso fue tu culpa. —Jaejoong se incorporó poco a
poco, cerrando los ojos ante las caricias de su pareja, su tono de voz siempre
tranquilizador le ayudaba a que pasaran las nauseas. —Te resistías… A lo
nuestro.
—Estaba estúpido… Tú me abriste los ojos en muchos
sentidos, perdón por hacerte sufrir, cariño.
—No importa el pasado… Ahora estamos juntos. —Y esperaba
que así continuara más tiempo, no quería dejar a Yunho.
— ¿Ya te sientes mejor? —El moreno poco a poco le dio la
vuelta al rubio y lo abrazó
estrechamente, hundiendo la nariz en su cabello. —No me alejes nuevamente
Jaejoong, te necesito.
—Lo siento Yunho… A mi… También me dolía, soy un idiota.
—Llevó sus manos a la nuca del hombre más alto, manteniéndolo cerca. —T-tengo
miedo… —Murmuró bajo, sincerándose por fin.
— ¿Qué ocurre mi amor?
—Yo… Me siento débil, sin ganas de levantarme…Hoy amanecí
muy bien excepto por esto pero así son los síntomas, es por días… T-temo… Bu…bueno…
—Estas pensando en mi madre ¿Verdad? —Preguntó el mayor sin
esconder del todo el miedo en su propia voz.
—S-si…
—Jaejoong… Eres mi vida, lo más importante para mí… No
cometeré el mismo error que mi padre.
—Pero Yunho, la especie…
—La especie se puede ir a la mierda. —El moreno se enderezó
y tomó entre sus manos el rostro de su pareja, las lágrimas comenzaban a
aparecer en los ojos miel de Jaejoong, había un nudo grande en su garganta, tal
vez ya había gotas saladas también en sus propios ojos. —Hay… Hay una curandera
en Pangui, fue la misma que atendió a
mi madre en el parto, se fue de aquí a la muerte de mi padre, como la mayoría
pero… Suplicaré por su ayuda si es necesario, y si ella no quiere… Siempre
podemos ir a la ciudad, no me quedaré de brazos cruzados.
<<Él
estará bien>>
<< ¿Cómo lo sabes>>
<<No
estoy seguro, sólo lo sé>>
Su pantera no se equivocaba, jamás, eso aliviaba a Yunho
pero igual tenía pensado ir a Pangui a
pedir ayuda, algo estaba pasando, lo sentía, sólo no sabía que era. Eso si,
primero esperaría a que la abuela de Jae y Junsu llegara, había recibido esa
mañana el mensaje donde avisaba que iba para allá, que era el momento pero no
quería que sus nietos supieran hasta que llegara, el mensaje llevaba semanas de
retraso, eso quería decir que no tardaba en aparecer, seguro a su yaakhun y al pelirrojo les haría bien
tener a su abuela ahí. Por ahora sólo lo sabía Yoochun, ese mismo día iría a
buscar a Changmin para decirle, únicamente ellos dos eran sus hombres de
confianza
—Jae… ¿Tienes hambre?
El rubio apretó los labios, tragando saliva al recordar el
olor de la carne.
—S-si pero… Solo quiero un vaso con juego, tal vez algo de
fruta.
—Pero debes comer bien, no has estado haciéndolo
últimamente.
—Es que la carne huele… —Volvió a taparse la boca,
sintiendo las nauseas de nuevo.
—Bien, bien… No huelas más, respira por la boca y ve a la
cama, cariño. Te llevaré otra cosa.
Jaejoong asintió y caminó hacía la habitación, al llegar se
metió debajo de las cobijas, arrebujándose entre éstas, esperando a que su
pareja lo acompañara, se sentía más tranquilo después de decir lo que lo
atormentaba aunque… Algo había cambiado, el
día anterior estaba resignado a morir, ahora se sentía con ánimos de
luchar si se requería, no quería dejar a Yunho, no lo haría.
<<Estarás
bien… No preguntes, sólo estoy segura de ello>>
Iba a cuestionar a su felina por esas palabras pero en ese
momento entró Yunho a la habitación con una bandeja, algo se removió en su
interior… Y no, esta vez no eran nauseas era…
<<Prrr~
Prr~>>
Su gata estaba ronroneando, como si estuviera en celo, era
extraño. Apretó los labios y desvió la vista para que el mayor no viera el
deseo voraz que de un momento a otro se había adueñado de él.
Yunho se acercó a Jaejoong y dejó una bandeja con jugo,
frutas y miel sobre sus piernas, el rubio no lo miraba a los ojos.
—Jaejoong ¿Todo bien?
¡Joder! ¿Por qué tenía que hablar de ese modo tan grave y
sensual? El menor asintió torpemente y llevó el jugo a sus labios, bebiéndolo
con rapidez, de repente hacía mucho calor.
Algo extrañado Yunho rodeó la cama y se sentó junto a
Jaejoong, estiró el brazo para tomar una fresa del plato y sumergiéndola en la miel se la llevó a la boca,
metiéndola toda en su cavidad, quitando el tallo con los dientes, había llevado
suficiente fruta para ambos. Mientras masticaba sintió la mirada fija de Jae y
volteó a verlo, el tallo resbaló de su mano al notar el ardor en los ojos del rubio, hacía más de un mes que
Jaejoong no lo miraba así.
—Joongie que…
La fragancia de Jaejoong lo envolvió, su leopardo estaba
atrayendo a su pantera…Sus ojos se oscurecieron, su cuerpo respondía a ese
llamado, colocándose duro de inmediato.
—Jaejoong… No… Hagas eso…
— ¿Hacer qué?
—Ese olor… El mismo de aquella vez en el río…
—Oh… N-no sabía que mi felina estaba llamando al tuyo… —El
rubio se relamió lentamente los labios. —Aunque no es como si quisiera que se
detenga…
—P-pero Jaejoong… —Yunho tragó saliva, observando el modo en
que el rubio pasaba la lengua provocativamente por sus labios. —Tú… No estás
bien… No quiero lastimarte, sabes que no me contengo.
—No quiero que lo hagas, me siento de maravilla justo
ahora.
El menor cogió una fresa y bañándola también con miel,
la llevó a sus labios, solo batiendo un
poco su boca con ese dulce para después bajar hasta su cuello, eso fue
suficiente para que Yunho perdiera el control, se levantó sólo para quitar la
bandeja del regazo de Jaejoong y una vez que lo hizo, se cernió sobre él,
atacando su cuello con los labios y su lengua para después subir a su boca y
besarlo con frenesí, degustando la miel natural y única que esa dulce boca le
ofrecía, sus lenguas empapadas con saliva chocando repetidas veces a la vez que
los dedos de Jae se cerraban en su cabello, rudo, sin contemplaciones. A pesar
de que Yunho era el que estaba encima, era claro quién tenía el control del
beso, Jaejoong le ganaba en ansiedad y avidez. Mientras el moreno se dedicaba
únicamente al sabor de la boca de su pareja, el rubio ya estaba metiendo las
manos debajo de la camiseta del hombre más alto.
—Jaejoong, no creo que…
—Yunho si… Por favor… —Y el simple hecho de sentir el
aliento del mayor contra su cuello, hacía que Jaejoong gimoteara febril. —Me
siento… Ahh… Siii —Balbuceó rozando su entrepierna contra la de su pareja.
No estaba seguro de que pasaba pero se sentía totalmente
excitado, necesitado de la polla de Yunho llenándolo. Era igual o más fuerte
que cuando estaba a punto de sufrir su primer cambio, pero ¿Por qué?
—Joongie…
Algo extrañado, el moreno observaba fijamente el rostro
acalorado del menor, sus ojos vidriosos, deseosos. ¡Joder que eso le ponía! Le
haría el amor, trataría de controlarse para no lastimarlo, aunque su yaakhun no le ponía las cosas fáciles,
era tan malditamente sexy y había estado demasiado tiempo sin ese estrecho
agujero apretando su pene. Comenzó a desvestir al rubio con tranquilidad, le
sacó la camiseta y besó dulcemente sus hombros, su pecho, su abdomen mientras
bajaba el pantalón del pijama por esas delgadas piernas. Un tirón en su cabello
y alzó el rostro para volver a encontrarse con el ataque de los dientes y
lengua de Jaejoong, que al parecer no estaba conforme con su modo de hacerle el
amor.
—Yunho, no seas comedido conmigo. —Jaejoong frunció el ceño
y se puso de pie para sacarse el pantalón totalmente. —Desvístete también.
El moreno obedeció, no podía negar que le excitaba ese
papel que estaba tomando Jaejoong. Una vez que estuvo desnudo, el rubio lo tomó
de la mano e hizo que se sentara sobre la única silla de la habitación, Yunho
no entendía del todo pero no pudo evitar reír entre dientes al imaginar lo que
sufriría su trasero si esa silla fuera de madera, con astillas y… Su mente
quedó en blanco cuando Jaejoong trepó sobre su regazo y colocando las piernas a
cada lado de su cadera, se empaló a si mismo sobre su polla, escuchó un grito
agudo sobre el tronar de sus oídos al sentir esa humedad y calor infernal
rodeándolo, no sabía si ese sonido había sido de placer o dolor. Las uñas de
Jaejoong se clavaron en los hombros del hombre más alto mientras su entrada
pulsaba tratando de acostumbrarse al enorme tamaño del miembro que lo llenaba.
—J…Jae… Bruto… —Susurró Yunho llevando las manos a la
espalda totalmente tensa de su pareja, sosteniéndolo para ayudarle un poco. El
moreno llevó sus labios a los pezones rosados de su rubio, succionando y
lamiendo, tratando de aliviar el dolor de aquella brusca entrada. —Pude haberte
preparado…
—Ahhh… Nghhh… Yun… —Jaejoong se retorció ante las
atenciones del mayor, gimiendo enardecido mientras poco a poco se iba adaptando
al invasor. —Lo hemos hecho así antes… Deja de tratarme como un muñeco de
porcelana, lo odio.
—Me preocupo por ti, dayma.
—Yunho colocó la boca donde latía acelerado el corazón de su pareja, amaba
hacer eso, era tranquilizador.
—Ambos sabemos que no estás bien.
—L-lo sé pero… No creo que una follada ruda me mate.
— ¡Joder! Te extrañé. —Yunho cerró los ojos, dejándose
envolver por el calor del cuerpo del
hombre que tanto amaba. —Extrañaba a mi Joongie loco, temerario, bipolar…
— ¡Ey! —El rubio le dio un golpe suave a su yaakhun en el hombro. — ¿Dónde están las
cualidades? ¿Solo estás diciendo mis defectos?
—Son cualidades para
mí.
No mentía, adoraba todo de Jaejoong, ya fuese berrinchudo,
enojón, tierno, apasionado, grosero, pervertido. ¡Absolutamente todo! Llevó una
de sus manos hasta la nuca de su pareja mientras la otra la mantenía en su
espalda y unió ambas frentes. Observando de cerca esos lindos ojos tan
expresivos.
—Te amo, Jaejoong.
—Y yo a ti, Yunho.
Que a pesar de que en ese momento su cuerpo solo pedía el
alivio a esa calentura que lo consumía lentamente, el amor estaba presente,
siempre lo estaba y estaría. Jaejoong comenzó a moverse, apoyando los pies en los laterales
inferiores de la silla mientras subía y bajaba sobre la polla de su amante, con
un ritmo fuerte desde el inicio, buscando alcanzar el orgasmo lo más pronto
posible. Las manos de su pareja fueron a su trasero, sosteniéndolo y ayudándole
para hacer las embestidas más profundas. Pronto la habitación se llenó con los
gemidos ahogados de Jaejoong y los gruñidos guturales de Yunho… Pero éste
último no pudo soportar mantenerse sin hacer otra cosa más que manosear a
Jaejoong que estaba sobre sus piernas, así que se levanto de la silla y llevó
al rubio hacía la pared más cercana, comenzando a embestir con rudeza contra
ese delgado y bello cuerpo mientras los gemidos de Jaejoong se convertían en
suaves gritos que lo incitaban a penetrarle con tanta fuerza que si por él
fuera, podrían atravesar la pared, y es que a pesar de que Jae estaba débil,
seguía siendo un ser sobrenatural con mucha fuerza, como él.
El rubio apresó con sus piernas la cadera del hombre más
alto y llevó los talones a ese bien formado culo para que Yunho entrará hasta
el fondo dentro de su cuerpo a la vez que uno de sus brazos rodeaba la nuca del
moreno y el otro pasaba por debajo de uno de los musculosos brazos de su pareja
para clavar las uñas en esa espalda viril y perfecta. Estaba a punto de
correrse, lo sentía por los ramalazos de
placer que hacían a su cuerpo sudar y contraerse alrededor de la polla del
mayor. Observó fijamente el cuello de Yunho, específicamente el lugar donde
estaba la marca de sus dientes, la prueba física de que era totalmente suyo, e
iba a morderlo de nuevo pero el moreno se adelantó, clavando con fuerza sus
colmillos en el costado de su blanco cuello. Se arqueó y con un grito agudo se
corrió con ferocidad por las sensaciones indescriptibles que lo azotaron debido
a aquella mordida, su semen llegó hasta a su barbilla debido a la postura y a
la fuerza de su liberación.
La polla de Yunho se agitó en el interior del rubio, una
marea de éxtasis viajando con velocidad increíble por su cuerpo una vez que sus
dientes estuvieron clavados en el cuello de su pareja. Con un gruñido ahogado
en la piel de Jae, también dejo ir su semilla dentro de ese apretado y estrecho
agujero, sus piernas temblaron por sostener el peso ajeno entre sus brazos pero
de inmediato perdió la fuerza y con mucho cuidado fue dejando que su cuerpo y
el de Jaejoong resbalaran hasta llegar al piso. Ambos sudados, ambos jadeantes.
—Cariño…. Mmmm… —Yunho apartó esos hilos rubios de la
atractiva frente del menor y succionó la barbilla ajena, saboreando ese delicioso
semen. — ¿Estás bien?
— ¡Joder! —Jaejoong rió bajo y deslizó su lengua por el
cuello que se quedó con ganas de morder. —Tú follas… De maravilla.
El moreno rió abiertamente y beso mimosamente la mejilla
del otro, manteniéndolo abrazado a su cuerpo, le gustaba estar así… Lo único en
el ambiente era el sonido de sus respiraciones algo más tranquilas y el olor
embriagante de su unión.
—Yunnie… —Unos segundos después Jaejoong apretó los labios
y se fue inclinando sobre Yunho, pasando la lengua desde los hombros hasta el
cuello de éste. —Creo que… Te necesito otra vez… —Susurró con las mejillas algo
sonrojadas, los ojos aún algo vidriosos por el orgasmo.
Era increíble como con unas cuantas palabras el menor
lograba que se pusiera duro, y Jaejoong lo notó por el modo en que sus ojos se
colocaron de un color más brillante y vivo, deseoso de más.
—Todas las veces que quieras, Joongie.
—Y esta vez… Te morderé yo. —Prometió el rubio.
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Pangui.
El Alfa Lee se encontraba comiendo, aún no estaba seguro de
cómo proceder… Sus fuentes confiables le habían informado puntualmente de lo
que ocurría en Balam, la llegada de
Junsu, la atracción de Changmin por el pelirrojo, había tenido la esperanza de
que el medallón ayudara a minimizar la fuerza de los sentimientos de ambos
hombres pero al parecer ni los hechizos podían con el verdadero amor. A pesar
de que se sentía bastante inquieto por la situación, continuó comiendo
tranquilamente, pensando… Él se caracterizaba por eso, tranquilidad y cabeza
fría.
—Señor… Le traigo noticias.
El Alfa Lee alzó la vista ante el visitante, un miembro de Balam, era difícil encontrar a alguien
que se dejara comprar en ese lugar, todos solían ser fieles al Alfa Jung pero
por suerte él sabía dónde buscar, no había nada mejor que una mujer rechazada y
despechada.
— ¿Qué es?
—Al parecer viene la abuela los hermanos Kim… Llegará a Balam pronto pero será sorpresa para
Jaejoong y Junsu.
—¿Cómo sabes?
—Me lo dijo Yoochun, él creé que soy estúpida y no notó lo
que es información importante.
Así que era eso. Los niños habían sido protegidos por un
familiar a la muerte de sus padres. Suponía que esa abuela sabía bastantes
cosas del pasado… Y todo se acomodó de repente en su cabeza. Una maliciosa
sonrisa se dibujó en sus labios, esta vez las cosas le saldrían bien, solo
debía averiguar bien que día llegaba esa anciana.
— ¿Podrás venir a avisarme lo más pronto posible cuando se
sepa el día en que llegará esa señora?
—Sólo déjelo en mis manos.
Si era una sorpresa,
y si era un familiar querido por los Kim, seguro iría Yunho en persona a
recibirlo, con un poco de suerte probablemente llevaría consigo a Changmin y a
Yoochun, dejando totalmente vulnerables a los Kim. Si, vulnerables porque a
pesar de que Jaejoong ahora tenía más fuerza, con el embarazo era hasta más
vulnerable que un humano.
Ya le habían llegado los rumores de la debilidad y supuesta
enfermedad del rubio. ¡Ja! Seguro estaba asustado, pocos sabían que los cambia
formas con hembras en su interior podían concebir, prueba de ello eran los
padres de Jaejoong y Junsu, pero seguro ni eso sabían los Kim… Eran bastante pequeños
cuando sucedió el incidente, y seguramente su abuela omitió decir que tuvieron
dos varones por padres y muchas cosas más solo para protegerlos.
Era cierto que el embarazo en un hombre era riesgoso,
recordaba lo mal que se había puesto Bonwa cuando llevaba a Jaejoong en su
interior, muchos creyeron que perdería la vida por lo delgado y débil que estaba,
por suerte no fue así, habría sido una lástima que esa belleza se perdiera. Pasando
los dos meses fue mejorando poco a poco, con Junsu no fue tan malo… ¡Maldito!
¿Por qué no lo había elegido a él? Era mejor partido que el estúpido de Miyong.
— ¿Alfa… Lee? —Cuestionó algo confundida la chica al ver al
hombre mayor perdido en sus pensamientos.
—Gracias por la información Seohyun. Estaré esperando por
más.
Despidió a la mujer con un movimiento de la mano y cuando
ésta se fue, marcó de inmediato el número de su heredero, esperaba que Siwon
hiciera las cosas bien esta vez, solo tenían esa oportunidad, Junsu estaba
cerca del cambio, tal vez podría acelerarlo un poco también… Cuando el teléfono
del otro lado fue contestado, solo dijo lo necesario “Te quiero aquí lo más
pronto posible” Y colgó. Ahora solo había que esperar el transcurso natural de
las cosas.
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¡Listooo! Lamento la tardanza, había tenido
mucha tarea y para el lemon necesito más inspiración, para redimirme un poco
todo el capítulo fue sexo, sexo y más sexo xDDDD. Tampoco quise hacerlas sufrir
más con lo de Jae, sería incapaz de matarlo, la mayoría acertó. Sólo era el
embarazo. *3* Es la primera vez que escribo MPREG, no me gusta mucho pero a
ustedes si, así que a ver que tal me sale.
Espero que les haya gustado el capítulo y
que no se me hayan pasado muchos errores, me confundo en eso de “menor” y “mayor”
ya que en esta historia Jae y Junsu son los menores. Hablo, más bien escribo de
más. Las estaré leyendo, como siempre gracias por sus comentarios